Gracias a mí querido amigo Xavi, que algunos ya conocéis, se me cumplió un sueño, algunos sabéis que yo buscaba a mi profesor de literatura de mis años de adolescencia, Xavi me lo encontró, el profesor ya esta mayor y no pudo venir a la cena cuando nos reunimos todos los ex alumnos del instituto en septiembre. Pero Xavi volvió a estar ahí, y me llevó hasta donde vivía, para que lo volviera a ver y a charlar con él. Quien tiene un amigo tiene un tesoro, yo tengo el tesoro más grande del mundo, porque tengo unos amigos que me quieren a morir.
De la visita con mi querido profesor salió esta poesía, una poesía que según él salió de mi prosa y de algunos versos que le envié por el feliz encuentro. Pero fue él el que le dio la musicalidad y el amor que tiene.
Soy afortunada, muy afortunada, por tener los amigos que tengo y por tener a mi profesor entre la lista de ellos.
Os puedo decir que el encuentro fue emotivo, por las dos partes, y que las lágrimas que se vertieron, fue de puro respeto.
Esto paso hace unos meses entre una alumna y su profesor.
Después de tanto tiempo ido,
después de leguas y de años,
sucede un feliz encuentro,
tan feliz como añorado.
Un encuentro de dos almas
que lo estaban anhelando.
Tuvo forma de paseo,
de paseo por el campo,
con la nieve en los caminos
pero con calor humano.
Paseo de árboles viejos
con una fuente y su prado;
miradas ayer lejanas
que al fin hoy se han encontrado.
Y se cruzan y sonríen,
en tanto trenzan abrazos,
y ven de pronto los árboles,
el caño de agua y los pájaros
a dos corazones vivos
que están descubriendo algo,
pese a la nieve y el frío,
corazones solitarios,
deseosos de quedar
de puro amor extenuados.
J.L.R.Lara
Ana
Petonets