El agua cristalina refleja la silueta de la luna.
Cipreses dormidos airean sus ramas al viento.
La tempestad flaquea.
Cielo rojo encendido, fugaz estrella muere.
La Masía duerme, en la cima.
En una de sus ventanas una cara contempla,
el cielo ardiente.
Cara triste de joven deshojada.
Las penas colman su alma, su faz,
sus brazos cárdenos y sus piernas batidas,
no duelen ya, por tantas palizas dadas.
Pero si le duele, que la mano que le golpea,
sea la mano del que ama.
6 comentarios:
Mi dulce Eire,una entrada dura aunque suavizada por tus palabras.Terrible condena la de las víctimas....
Te eché de menos.
Un enorme abrazo.
Morgana,
Cuanto tiempo sin leerte querida amiga.. y me quedo disfrutando de tus versos..
Un abrazo
Saludos fraternos..
Feliz fin de semana..
Mi querida Irlanda, ya te lo dije, pero te lo repito, es triste, pero hermoso a la vez. Ojalá no hubiese ni una sola mujer más maltratada.
Me encanta verte por aquí, no te pierdas tanto. Buen fin de semana. Besitos.
Hola guapa, me alegra saber de tí.
Te felicito por la capacidad de describir un asunto tan peliagudo de manera tan sutil pero, no por ello menos descarnada.
Un beso, Who.
Es un tema muy duro y triste el de este poema ,pero lo has tratado con una gran belleza .
Me alegra mucho tu regreso
besos
Muy delicado. No es fácil hacer un poema de este tema. Lo has bordado.
Un saludo.
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