Necesito animos

Perdonad amigos mi poco paso por aquí, decir que tengo ganas de encontrar un ratito para leeros y saber cómo estáis, os echo de menos.

Deciros que Claudia lo aprobó todo, y a la primera no ha necesitado de la repesca de esta semana que viene y como buena adolescente que es ya está disfrutando, de playa y amigos. Envidia la mía, que he vuelto a estudiar, si amigos, estamos otra vez en las andadas, se acabo el contrato y ale a otra formación, esta para una compañía eléctrica, deciros que son 15 días que llevo una semana y ya estoy de voltios y amperios hasta las narices, parezco la Bruja Avería, para quien no sepa quién era os dejo una foto, ¿no le veis semejanza conmigo?, pues yo sí.

La nueva formación, es de 15h. a 22h. en un polígono a las afueras de mi ciudad, tengo un yuyu cada vez que tengo que ir a coger el bus…pero eso no es lo más malo, lo malo vendrá que si apruebo mi horario puede ser hasta las 24h. y os puedo comunicar que aquí una servidora se va a tener que tomar más de dos diocepanes cuando salga para la parada del bus de noche, porque la taquicardia del miedo va a provocarme infarto.

La formadora cuando escucha mis quejas por lo solitario del lugar, me dice que en todos sitios se cuecen habas, y sí, ya lo sé, a mi me atracaron dos excombatientes, en mi tienda en medio del barrio donde vivo, decir que es uno de los barrios entre comillas más tranquilos, ¿porque hoy en día donde uno está tranquilo?, a las 17 h. un mes de octubre, me metieron en el lavabo con una navaja en mi estomago, y me decían que estuviera tranquila, ¿y quién puñetas está tranquila con una navaja en el estomago? Yo lo intenté aunque para mis adentros pensaba que era de una incongruencia total, os puedo decir que el pensar que mi hija tenía que venir a la tienda hizo que yo no me pusiera histérica, y que hasta les dije que si quería les ayudaba a llevárselo todo. No se me olvidará nunca la mirada del que me amenazaba.

Tengo sus ojos azules grabados en mi mente, pero me comporté, solo pensaba en Claudia y que no me viera sangrando si llegaba del cole, era un mes de poca venta y sabía que ella sería la primera en entrar en la tienda. Cuando ellos se marcharon después de amenazarme de muerte, como el que dice buenas tardes, yo solo decía mama, mama…pasé de pensar en mi hija a pensar en mi madre. Uno es fuerte por sus hijos pero cuando pasa el peligro necesita el cobijo de una madre, lo viví y lo sentí.

Lo bueno es que ahora sé que mi querida heredera no correrá peligro, porque ni por asomo sabe ni siquiera donde trabajo, pero yo creo que si que me voy a pasar todo el camino nombrando a mi santa y querida madre.

Amigos a la que acabe la formación, tendré más tiempo y pienso visitaros.

Disculpad esta mi ausencia.