Creo que mi trabajo, ese precario de 4 h., me está dando muchos ratos buenos, aparte de las sonrisas por los equívocos con nombres o las solicitudes extrañas de información, también hace que mi imaginación vuele, ¡vaya una, que soy yo!
Esta vez la ilusión corrió por el camino del amor.
Me llamo una señora, muy tímidamente me pidió que si me era posible averiguar el teléfono de una persona, un particular, yo amablemente le respondí que era factible siempre que tuviéramos suficientes datos y que esta persona estuviera en nuestros registros.
Su voz cambió, su actitud también, se volvió más animada y me contó, que era una mujer mayor que antes de morir quería tener una conversación con el que fue su primer amor, su amor platónico.
Me dio el nombre, apellidos, el pueblo y la provincia.
Yo presta pues la imaginación ya volaba y quería ser partícipe de esta grata búsqueda, introduje los datos,… y me quede decepcionada cuando en mi pantalla salió: no existen registros.
Se lo comunique a la amable señora con un tono de pena en la voz, muy ligera, soy una profesional y no puedo inmutarme.
Ella me dijo que sabía que vivía en el pueblo, que familiares se lo habían comentado, igual que también sabía que nunca se había casado.
Yo muy diligentemente y con ganas de cumplir la última voluntad de la buena mujer, le propuse que miráramos en toda la provincia que igual tenia residencia en un pueblo vecino, ella insistió en decir que no, que seguía en el pueblo de su infancia, pero accedió.
Yo quité la localidad y me quedé con la provincia, tampoco salió el nombre y apellidos del señor en mi pantalla.
Se lo volví a comunicar, ella quedo triste, me contó, que ella se había casado y que fue feliz, pero que siempre le quedo un no sé qué en el estomago, de que hubiera pasado si no hubiera emigrado ella a una capital.
Yo que cuando soy terca, soy más que una mula, por algo soy descendiente de Agustina Zaragoza, Agustina de Aragón, ya sabéis la que se enfrentó a los franceses de Napoleón, decidí buscar al buen hombre quitando la provincia y ver si había algún registro en el territorio español, y …. Equilicuá….salió el nombre, apellidos, localidad, provincia y dirección del hombre en pantalla.
Con satisfacción le dije a la señora que el nombre y apellidos que buscábamos había salido, cuando le dije la localidad y provincia dio un pequeño grito, yo pensé ¡la he matado, de la emoción!
Con voz trémula me preguntó por la dirección, se la indiqué, y se puso a llorar…
¡Ay!, me dije que hago yo ahora.
La mujer emocionada me dijo que la dirección que le había dado era la calle donde ella vivía…
Bueno…yo imagine un montón de cosas, algunas las hablamos entre la mujer y yo, llevaba ya yo 6 minutos con el reloj coloradito y no quería que me llamaran la atención, ni que la mujer se gastará más dinero, solo la animé a que llamara,… ¿que podía perder?
Bonito, a que sí.
¿Qué imaginas vosotros?, ¿porque el hombre tenía casa en la misma calle que ella vivía?
Solo apto para románticos, los otros mejor que se callen que quiero un final feliz.
Y que conste que el nombre y los dos apellidos no eran comunes, más bien como que no. Sería una verdadera casualidad, para no decir milagro, que existieran dos personas con el mismo nombre y los mismos apellidos.
Esta vez la ilusión corrió por el camino del amor.
Me llamo una señora, muy tímidamente me pidió que si me era posible averiguar el teléfono de una persona, un particular, yo amablemente le respondí que era factible siempre que tuviéramos suficientes datos y que esta persona estuviera en nuestros registros.
Su voz cambió, su actitud también, se volvió más animada y me contó, que era una mujer mayor que antes de morir quería tener una conversación con el que fue su primer amor, su amor platónico.
Me dio el nombre, apellidos, el pueblo y la provincia.
Yo presta pues la imaginación ya volaba y quería ser partícipe de esta grata búsqueda, introduje los datos,… y me quede decepcionada cuando en mi pantalla salió: no existen registros.
Se lo comunique a la amable señora con un tono de pena en la voz, muy ligera, soy una profesional y no puedo inmutarme.
Ella me dijo que sabía que vivía en el pueblo, que familiares se lo habían comentado, igual que también sabía que nunca se había casado.
Yo muy diligentemente y con ganas de cumplir la última voluntad de la buena mujer, le propuse que miráramos en toda la provincia que igual tenia residencia en un pueblo vecino, ella insistió en decir que no, que seguía en el pueblo de su infancia, pero accedió.
Yo quité la localidad y me quedé con la provincia, tampoco salió el nombre y apellidos del señor en mi pantalla.
Se lo volví a comunicar, ella quedo triste, me contó, que ella se había casado y que fue feliz, pero que siempre le quedo un no sé qué en el estomago, de que hubiera pasado si no hubiera emigrado ella a una capital.
Yo que cuando soy terca, soy más que una mula, por algo soy descendiente de Agustina Zaragoza, Agustina de Aragón, ya sabéis la que se enfrentó a los franceses de Napoleón, decidí buscar al buen hombre quitando la provincia y ver si había algún registro en el territorio español, y …. Equilicuá….salió el nombre, apellidos, localidad, provincia y dirección del hombre en pantalla.
Con satisfacción le dije a la señora que el nombre y apellidos que buscábamos había salido, cuando le dije la localidad y provincia dio un pequeño grito, yo pensé ¡la he matado, de la emoción!
Con voz trémula me preguntó por la dirección, se la indiqué, y se puso a llorar…
¡Ay!, me dije que hago yo ahora.
La mujer emocionada me dijo que la dirección que le había dado era la calle donde ella vivía…
Bueno…yo imagine un montón de cosas, algunas las hablamos entre la mujer y yo, llevaba ya yo 6 minutos con el reloj coloradito y no quería que me llamaran la atención, ni que la mujer se gastará más dinero, solo la animé a que llamara,… ¿que podía perder?
Bonito, a que sí.
¿Qué imaginas vosotros?, ¿porque el hombre tenía casa en la misma calle que ella vivía?
Solo apto para románticos, los otros mejor que se callen que quiero un final feliz.
Y que conste que el nombre y los dos apellidos no eran comunes, más bien como que no. Sería una verdadera casualidad, para no decir milagro, que existieran dos personas con el mismo nombre y los mismos apellidos.
14 comentarios:
Suerte para la señora que después de tantos años.. que todo le vaya bien..
Bella historia. gracias por compartirla
Un abrazo
Saludos fraternos
Mi corazón romántico quiere creer, que no era el momento para encontrarse años atrás, y que ahora la fuerza del amor, llevó a este hombre hasta la calle de la felicidad.
Besitossssssssssss.
¡¡¡Qué cosas!!!
La fuerza del destino.
Un beso Anna
Creo, mi querida Irlanda... que la cosa va de esa terrible enfermedad, que se pierde el presente y que tu bien conoces desgraciadamente....
Espero no haber metido la pata... que ultimamente mi boca me pierde.
Besos mil Anita
V0Y A SER EXCUETISIM0000000
PRE
CI0
S0¡¡¡¡
P0R CIERT0, N0 S0Y ESA DEL TELEF0N0...APUNTA 0TRA EQUIV0CAC0N...
JA Y JA...
MEDI0 BES0, ANA.
Pero qué buen argumento para hacer una historia!!!...y yo ya te tiro una suposición!...el buen hombre, enamorado desde siempre de la señora, la ubicó y la siguió,mudándose cerquita de ella, viéndola desde lejos y sin animarse nunca a hablarse. Ahora, la señora, luego de saber la dirección, junta coraje y se llega hasta la casa de su antiguo amor, toca el timbre y él sale. Se miran a los ojos, como antes...y vuelven a ver las chispas de antaño!...sus corazones vuelven a latir al unísono y casi sin decir palabras, se funden en un beso!!!!!...qué tal?????????...sería maravilloso que después te llamen para agradecerte, ya que has hecho de Cupido!!!!jejeje
qué buen trabajo te has buscado! es como ser mosca que logra meterse en la casa d e la gente para saber secretos de sus vidas!jejjee...además, tenemos aseguradas muchas anécdotas para que nos compartas! jejejee
un abrazo!
Muy buena historia. Quiero saber si pudes pasearte por mi espacio para que veas que hay de new.
Bye bye.
Ahhhh, me quedo con la hipótesis de Neo. El amor no sabe de edades ni de tiempos y quizás todavía les quede tiempo de cumplir ese sueño truncado hace tantas décadas.
Una historia de lo más tierna y conmovedora. A ver si un día de estos te llama y te cuenta lo que pasó,jeje
Un abrazo¡¡
Me gusta.
Irlanda qué preciosa historia, lástima que no sabremos el desenlace, pero nos vamos a imaginar el mejor de todos.
Gracias por compartis tus vivencias y un abrazo.
Irlanda, para una romántica como yo es la historia ideal, yo me apunto al final de Neo. Sería algo como hacer realidad un sueño acariciado durante tantos años. Por favor, si la señora te llama, sobre la marcha, nos lo cuentas.
Me encanta tu trabajo. Besitos.
hola bella amiga, jo que estoy llorando, con eso te digo ya todo, me emociono muchisimo, eres un angel, no cambies nunca, miles de besos,,, para los dos.
ains apunta otra en la columna de las románticas. Me los imagino ya detrás del cristal de una cafetería mirándose a los ojos y sobre una servilleta dibujando todo lo que dejaron pendiente desde la última vez. Precioso Eire, bueno y si por casualidad supieras en que terminó la cosa, por dios cuéntanoslo. Una suerte para ellos y seguro que para muchos más que un ángel haya decidido sentarse al otro lado del teléfono (el ángel eres tú eh? que a veces desvarío tanto que... jaja) Un besote siempre y gracias
Soñé un final y, leyendo los comentarios, veo que no fuí el único. Neo primero y otros después, coincidieron en el desarrollo de la historia que me gusta. Quizás como final, una nueva llamada a ese teléfono de ayuda que tantas satisfacciones y sorpresas te depara, invitándote formalmente a una boda como colofón a una historia que pasó gracias a tí del "pudo ser" al "finalmente fué".
Un abrazo.
Pepe.
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